martes, 7 de diciembre de 2010

La regla del siete

No hay escritor que se preste sin una buena manía. La mía: obsesionarme con el número siete. Todo empezó cuando alguien dijo que si quería que saliese bien mi carrera literaria debería apostar por ese número. La obtención del Premio Amares un 14-11-2005 (siete-siete) rubricó tal teoría, a la que he sido fiel desde entonces. Por eso El amor azul marino tiene 35 cuentos, Cartas para un país sin magia 21 relatos y Mi planeta de chocolate siete capítulos. ¡Todos múltiplos de siete!
Asimismo decidí aplicarme una serie de principios de los que he acabado haciendo norma de vida:
1.- Escribir para compartir.
2.- Empezar cada libro una noche de Reyes.
3.- Presentar dedicatorias sentidas, con y desde el corazón.
4.- Ceder lo que pudiera corresponderme como derechos de autor a Aldeas Infantiles SOS.
5.- Reconciliarme con mis vivencias a través de mi literatura.
6.- Disfrutar un montón escribiendo.
Para un obseso confeso del número siete parece evidente que a estas máximas les faltaría una séptima. Y en efecto existe: permitirme la licencia de ser infiel a cualquiera de mis manías cuando así me apetezca.

No hay comentarios: