sábado, 25 de mayo de 2013

Mis dedicatorias

La primera dedicatoria de la que tengo constancia se la hice a mi abuela Concha siendo niño. Fue una canción por la radio en el día de su santo, adornada con esta coletilla: De tu nieto que te quiere mucho. Siguiendo con esa costumbre, cada uno de mis libros está escrito para alguien aun cuando, evidentemente, acaben siendo aptos para todos. Y así, el primero va dedicado a mis padres -porque siempre quisieron que fuera buena persona-, el segundo a mí -porque cada proyecto ilusionante comienza por uno mismo-, el tercero a mi mujer -por la ilusión con la que conjuga todos sus verbos- y este último a un amigo que se fue, pero que en la memoria y en el corazón -que por algo recordar viene de core- siempre estará con nosotros. Obviamente quedan más destinatarios en el tintero -el siguiente ni siquiera sabe aún decir papá- y con ellos otras muchas historias que contar.

Nota: Texto perteneciente al prefacio titulado La regla del siete, incluido en mi libro Siete paraguas al sol.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Todas tus dedicatorias son muy bonitas Manuel!!!y las que nos haces a nosotras también.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Buenos días de domingo, Cristina:
¡Bienvenida de nuevo a este blog!
Mil gracias por tu comentario; la verdad es que al asunto de las dedicatorias suelo dedicarle su tiempo porque creo que lo merece.
Me alegra que la tuya te gustase.
Mil sonrisas, tres besicos -incluido uno grande del Principito-.