viernes, 28 de octubre de 2016

Primera reseña de "Catorce lunas llenas"

Recientemente he tenido ocasión de leer la última obra de mi amigo y compañero Manuel Cortés Blanco, titulada Catorce Lunas Llenas, con la que ganó el XXXVIII Certamen Literario “Carta Puebla”. Manuel se define a sí mismo como un cuentacuentos, y efectivamente, este libro es un gran cuento, o mejor dicho, un cuento de cuentos, dedicado a su hija recién nacida, Amalia.
El hilo conductor es el desenfadado proyecto de construir y enviar un cohete a la Luna, emprendido por el abuelo de Manuel y los suyos justamente en el año en el que el hombre pisó al fin el satélite, 1969. A medida que transcurre esa historia, Manuel nos va relatando catorce cuentos, todos ellos relacionados con la Luna, en su mayoría relatos tradicionales que le fueron narrados a él mismo en los diversos países a los que le ha llevado su labor como médico, psicólogo y colaborador con distintas ONG.
En cada uno de los catorce capítulos de la novela, y al hilo de alguno de sus viajes o vivencias, el autor nos expone sus reflexiones, de corte emotivo y humanista, acerca de diversos temas: la familia, la violencia, el consumismo, la pobreza…  Seguidamente comparte con nosotros un relato que a su vez alguien le ha contado a él, todos relacionados de alguna forma con la Luna, y termina entroncando con el viaje de mentirijillas al mencionado astro que planeó su abuelo.
Manuel sigue fiel al estilo literario que domina el resto de sus trabajos, basado en los juegos de palabras, los paralelismos, los retruécanos, chispas de ingenio tiernas y ocurrentes con las que busca hacer llegar su mensaje de humanidad y calidez. Pero su persuasión no se basa tanto en los argumentos, como en ejemplos sacados de la vida misma, y sobre todo en sentimientos. Es una prosa suave y afectuosa, que causa la impresión de alguien que te estuviera hablando muy de cerca, quizá junto al oído.
Pero más allá de eso, Catorce lunas llenas es ante todo un libro de cuentos, como queda claro con el decálogo que abre la obra, antes incluso del índice y el prólogo. Toda una declaración de intenciones: los Derechos de los niños a escuchar cuentos. Y es que esta obra puede leerse también como una colección de cuentos exóticos, engarzados todos ellos a su vez en un cuento mayor. Van de la aventura al dramatismo, pasando por la explicación mitológica, pero, bajo el sello común que les imprime la narración de Manuel, todos ellos tienen en común su mensaje altruista, en absoluto reñido con un fondo de pragmatismo y sentido común. Son de destacar también las atmosféricas ilustraciones de cada uno de los relatos, por parte del genial dibujante leonés José Manuel Redondo García, Lolo, muy conocido por su trabajo en diversos periódicos de la provincia y la Comunidad.
En suma, un libro interesante tanto por sus cuentos como por sus reflexiones, pero más aún por su fondo afectivo. No hay mejor forma de definir y resumirlo que las palabras de su propio autor: “La obra constituye un compendio de cuanto he aprendido en la vida, aunando estas cinco facetas de mi personalidad: la de médico, la de escritor, la de viajero, la de cuentista, y ahora también la de padre”.

Nota: Reseña publicada a propósito de mi libro Catorce lunas llenas, por el escritor Manuel Martínez en su blog https://vaguedadesilusorias.wordpress.com

1 comentario:

El Amor Azul Marino dijo...

https://vaguedadesilusorias.wordpress.com/2016/10/27/resena-catorce-lunas-llenas-de-manuel-cortes-blanco/